Rusia acepta con dudas la tregua de Trump, pero rechaza que la UE arme a Ucrania
El Gobierno de Putin quiere completar la reconquista de la región rusa de Kursk, donde aún hay tropas ucranianas, y así dejar a Zelenski sin este elemento de presión ante unas eventuales negociaciones.

Estados Unidos y Rusia han acercado en las últimas horas sus posiciones sobre la tregua propuesta por el presidente Donald Trump para detener la guerra de Ucrania. Sin embargo, sobre ese posible alto el fuego se ciernen muchas sombras que hacen difícil su eventual aplicación inmediata, como querría el jefe de la Casa Blanca.
"Tuvimos discusiones muy buenas y productivas con el presidente Vladímir Putin (a través de su enviado especial a Moscú, Steve Witkoff), y hay una muy buena posibilidad de que esta horrible y sangrienta guerra finalmente termine", escribió este viernes Trump en su red Truth Social.
"La situación ha empezado a cambiar (…) Veremos qué sale de esto", dijo por su parte el presidente ruso, Vladímir Putin, también este viernes, en una reunión del Consejo de Seguridad de Rusia. "Este no es un proceso fácil, por no decir difícil", añadió el líder ruso.
Como tampoco parece que vaya a ser sencilla la puesta en marcha de ese alto el fuego de un mes propuesto por Trump, que ya aceptó Ucrania y que Rusia valora, aunque con dudas.
En primer lugar, Moscú quiere completar la reconquista de la región rusa de Kursk, donde aún hay tropas ucranianas y así dejar a Kiev sin este elemento de presión ante unas eventuales negociaciones.
En la última semana, las fuerzas rusas han recuperado una treintena de localidades en el sur de Kursk, además de la ciudad más importante de esa zona, Sudzha. Las tropas ucranianas resisten en pequeñas bolsas, donde corren el riesgo de ser masacradas si no se abren corredores de escape hacia la frontera ucraniana o se llega a un acuerdo para su repliegue.
La UE insiste en la guerra para llegar a la paz
Y mientras la guerra se decanta a favor de Rusia, la Unión Europea, despechada por haber sido relegada en la negociación a dos bandas que está llevando a cabo Washington con Moscú y Kiev, insiste en que sólo puede haber paz "por la fuerza" de las armas y apuesta por resucitar la iniciativa bélica ucraniana con nuevos flujos de armamento.
Para ello, Bruselas reveló este viernes un ambicioso plan que compromete entre 20.000 y 40.000 millones de euros en ayuda militar a Ucrania este año, es decir, justo cuando debería estar en marcha el proceso de paz.
Como dejó claro la alta representante de la UE para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, se trata de reabastecer a Ucrania de las armas que más necesita en estos momentos y de situar a este país en "la mejor posición posible para impulsar la paz a través de la fuerza".
Esas multimillonarias sumas servirían para proveer a Ucrania con munición de artillería de gran calibre, sistemas de defensa aérea, misiles, drones y aviones de combate, además de reclutar y formar nuevos soldados al ejército ucraniano, que está haciendo frente a serios problemas por la falta de tropas.
El primer paso de esta ayuda pasa por aprobar en la cumbre europea del jueves próximo la entrega a Ucrania durante este año de dos millones de cartuchos de munición de artillería de gran calibre, valorados en 5.000 millones de euros.
Además, se pide a los participantes, europeos y extracomunitarios, de una llamada "coalición de voluntarios", que informen a la UE antes del 30 de abril sobre cuál será su contribución y si podrán hacer compras de material en nombre de otros países participantes.
Tales aportaciones incluirán apoyo en armas letales o respaldo militar de otro tipo, y los pagos no podrán efectuarse más allá del 30 de junio para garantizar las entregas antes de fin de año.
La UE, principal enemigo de la tregua de Trump
Con este plan, la UE estaría amenazando uno de los principios que Rusia considera intocables en un alto el fuego: que la tregua de un mes, pero que podría prolongarse, no sirva para rearmar a Ucrania, que es lo que pretende Bruselas.
En los planes ambiciosos de la UE para hacer de la carrera armamentística el motor prioritario de unión y crecimiento de Europa, es imprescindible un enemigo exterior: Rusia. De ahí la insistencia de todos los países de la Unión en el mismo mantra: está en juego la supervivencia de Europa porque Rusia no tiene otra cosa que hacer que invadirla una vez que termine con Ucrania.
Mientras siga la guerra de Ucrania y Rusia sea el enemigo a las puertas, los halcones europeos pueden seguir golpeándose el pecho para animar la compra de armas a EEUU, la creación de una poderosa industria de defensa y la supeditación de las partidas sociales de la UE al surgimiento del bloque militar europeo.
La UE se presenta así, sin tapujos, como el principal enemigo de la tregua de Trump, mientras el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, el primero en aceptar el alto el fuego para recuperar al apoyo armamentístico y en inteligencia militar de EEUU, practica un peligroso doble juego al animar al mismo tiempo a sus aliados europeos a multiplicar sus envíos de armas.
Las líneas rojas de Moscú con la UE
El Kremlin ha trazado dos líneas rojas claras para el alto el fuego: no puede servir para reforzar con miles de millones en armas al ejército ucraniano, como apuestan sus aliados europeos, y no habrá tropas occidentales en Ucrania que puedan llevar a una confrontación directa con Rusia si algo sale mal en las negociaciones de paz. Por eso Putin manifestó su desconfianza en que esté cerca el fin del conflicto, pese al optimismo de Trump.
Es cierto que una de las cláusulas de Rusia para negociar la paz se va a cumplir, es decir, el rechazo de la OTAN a la adhesión de Ucrania, como le confirmó esta semana a Trump su secretario general, Mark Rutte. El jefe de la OTAN además afirmó en una entrevista con Bloomberg que, tras la guerra, no era descartable la normalización de las relaciones con Rusia, un anatema hoy día para Bruselas.
Putin manifestó su desconfianza en que esté cerca el fin del conflicto
La apuesta europea por el rearme a gran escala utilizando la amenaza rusa como pretexto y con el militarismo creciendo incluso en gobiernos de izquierdas del viejo continente conlleva que Moscú pueda a su vez subir su propia apuesta en esta carrera desenfrenada.
De momento, el Kremlin escucha a la Casa Blanca y sus planes de paz, pero no cesa en sus acciones militares. Los avances de las fuerzas de Moscú en la zona de la región rusa de Kursk ocupada en agosto pasado por el ejército de Kiev son imparables y apenas ya quedan reductos defensivos de los atacantes tras la captura por los rusos de Sudzha, donde los ucranianos se habían hecho fuertes.
"La situación está completamente bajo nuestro control. El contingente que invadió nuestro territorio está aislado" y en estos momentos “tienen sólo dos opciones: o entregarse o morir", afirmó Putin sobre los soldados ucranianos que aún resisten en Kursk. La reconquista de este territorio se aceleró en marzo, después de que Trump retirara la ayuda de EEUU a Ucrania.
El Kremlin escucha a la Casa Blanca y sus planes de paz, pero no cesa en sus acciones militares
Trump levantó estas restricciones ante la voluntad de Zelenski por aceptar la tregua. Pero Rusia ya había aprovechado para conquistar otros 200 kilómetros cuadrados que aún obraban en poder de los ucranianos. De los cerca de 1.400 kilómetros cuadrados conquistados por la ofensiva de agosto, apenas quedan cien kilómetros cuadrados repartidos en bolsas de resistencia ucraniana.
Las dudas de Putin
"Rusia está de acuerdo con la propuesta de cese de las acciones militares, pero partimos de que eso debe llevar a una paz duradera y a eliminar los motivos originarios de la crisis", insistió Putin este jueves, a la par que planteaba la existencia de algunos "inconvenientes" sobre esa propuesta.
"¿Cómo se van a utilizar esos 30 días? ¿Para que Ucrania continúe la movilización forzosa? ¿Para que allí se envíen armas?", inquirió Putin. El plan revelado horas después por Kallas daba la razón a Putin.
Trump está viendo lo correosos que son rusos y ucranianos al sentarse a hablar de la tregua. Pero a la hora de la verdad, está comprobando que quienes más obstáculos están poniendo a la negociación son los europeos, que se han visto ninguneados por la nueva Administración estadounidense y maltratados por la nueva estrategia arancelaria de Washington.
En el aislacionismo y proteccionismo comercial propugnado por Trump, la UE es tan rival como puede serlo China y eso no les cabe en la cabeza a los europeos. Tampoco que Washington haya retomado las conversaciones con Moscú de superpotencia a superpotencia, menospreciando su orgullo y dejándoles ver que les queda mucho para tener algún peso en el nuevo tablero mundial que tiene en mente Trump.
Miedo en Bruselas
Trump ha reconocido que se ha puesto sobre la mesa de negociación de EEUU con los ucranianos la casi segura pérdida de un buen pedazo de su territorio a manos rusas. Y si Ucrania debe finalmente ceder el 20% de su territorio ya anexionado por Rusia y, como presiona Trump, inmediatamente se celebran elecciones en ese país, Zelenski podría convertirse en el chivo expiatorio de una paz dibujada para el beneficio económico de EEUU, la gloria nacionalista rusa y el desdén a los europeos.
Y Zelenski es el hombre de Bruselas en Ucrania, al que no están dispuestos a renunciar, pues el siguiente presidente ucraniano podría ser una marioneta de Moscú o de Washington, posibilidades a cada cual peor para la UE.
También plantea muchas dudas sobre la tregua la demanda europea de que se desplieguen tropas occidentales en Ucrania en cuanto se alcance un alto el fuego estable. Según el medio estadounidense Politico, Washington estaría presionando a Moscú para que acepte ese estacionamiento de tropas europeas a fin de garantizar el alto el fuego. A cambio EEUU podría obligar a Kiev a aceptar las anexiones rusas.
Tal disyuntiva habría sido tratada en la visita que hizo el jueves a Moscú el enviado especial estadounidense, Steve Witkoff, despachado por Trump para tratar con Putin directamente.
“Tenemos un cauto optimismo” indicó horas después Mike Waltz, asesor de Trump para Seguridad Nacional, en referencia a la eventual aceptación por Moscú de los términos de la tregua.
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